martes, 30 de noviembre de 2010

Zumbido. El amor es cosa de caricias y la tragedia un juego sublime.

Las páginas de este libro barruntan el sueño, las sombras de una moderna estantería donde solo reflexionar en silencio. Cuando pienso lo que esconden las páginas de un libro no puedo sentir más que dolor y, al fin, una risa, es decir, la máxima expresión del dolor más sincero zumbando en las entrañas del corazón. Cuando pienso lo que esconden las páginas de un libro sólo encuentro amor y cuando encuentro el amor, encuentro el dolor y la risa. Y lo demás son sombras que se yerguen en el alma disueltas en momentos de sublime belleza, de profundo llanto, de risa y amor. Uno aprende a amar la tragedia y su belleza sublime, su risa, su amor y su llanto, y ya no puede evadirse de jugar. Decía el sabio que hay que saber qué se quiere y lo que se quiere. La vida sólo quiere muerte. La muerte del amor, el deseo, el dolor y la risa, y su trágica belleza que se enquista en nuestro corazón. Que no es cosa de risa y ríe soleado la tragedia de la vida. Como este libro

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