lunes, 28 de marzo de 2011

AL LECTOR, siempre lento, siempre prudente

Este libro narra en pocas palabras la tragedia de un ser con el ser y la belleza; aquel que por casualidad se encuentre con sus páginas juzgue y diga lo que quisiere porque a decir verdad todo lo que en sus páginas se encuentra, lo dicho y la forma, no va más allá del llanto histérico de un segundo de trance de un niño salcriado. Las cosas se hacen porque y como tienen que hacerse, es decir, solas.

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