martes, 30 de noviembre de 2010

Un mismo Sol


Qué delirio que te ame y te desee profunda y lejana, que tu voz no humedezca mi cuello con su aliento ni tus manos me rocen suaves la piel ni tus cálidos muslos tersos estremecidos se aferren a mi cuerpo. Qué delirio que te ame rosa profunda, sencilla y lejana, sin voz ni manos sin muslos ni cuerpo terso aferrado, sola y sencilla, en el profundo sueño del recuerdo que me parte el corazón. Qué delirio que te ame y te desee profunda y lejana cuando tus muslos me quitan el sueño y el sueño estremece mi razón. Qué delirio que te ame, sombra, y me ames, sombra. Qué delirio, amor, que seamos sombras y en el sueño no encontramos una misma luz de un mismo sol.

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