viernes, 3 de diciembre de 2010

Pajaros al despertar. A Verónica, para ella fue escrito


Esta sonora apertura que insegura se pone en movimiento principia el canto cuento que relatomusica el cansado despertar tragicómico de la amada señorita Verónica Andrea, Seda Flores, Calzas Laxas Piernas Largas Andrea Seda.
Una silueta rielaba la Luna en el alto pico. Bajo las tenues estrellas avispadas la silueta esbelta de una niña era recortada sobre el infinito horizonte negro por la luz lunar desde el lejano cielo. El lejano cielo niño tiritaba de frío con lagrimas de plata mientras observaba la silueta esbelta recortada en el pico alto. Una niña de oro era plata sobre la alta cordillera al pie de los tiritantes astros. Una niña de cielo era sueño contemplando. Verónica Andrea Seda Flores Calzas Laxas Piernas Largas Andrea Seda había percibido el hálito sinuoso de un nuevo misterio: poesis de astros, luz de cenizas, invierno infinito surcado por inabarcables titanes intrépidos. Sombra. Sueño.
Húmeda mañana gris. Calidez de sábanas tersas. Pálido aroma de mujer. Calzas Laxas se despereza, atontada. Piernas Largas Seda estira sus leves pies cuando le invade una agradable sensación de aspereza y salta de la cama. Desnudo cuerpo de mujer vestido siluetea irisado desnudo por la música de Mozart. “Húmeda mañana gris. Debo abrigarme”.
Seda Flores curva hasta el armario, desnuda Seda: Flores, atrapa con sus largos dedos patinosos una leve bata de seda del Oriente azul sedosa suave.
Sinuosa curva de Seda se desliza, negro pedestal entre carnosas rosas cálidas, y cierra ingrávida la puerta meticulosamente. Silencio cálido, Andrea husmea el ingrávido pasillo amarillo en busca de su dosis de café, tostadas, galletas, mantequilla, mermelada y una manzana, motor del deseo, que mordisquea ávida frente al aparador. “Somnoliento espejo cuéntame de mi imagen narcisa que imprecisa se refleja en la tranquila superficie de tu mar en duermevela”. Verónica Carmín, Verónica Sombra, seda desvela de sus narcóticos pómulos blancos dormidos de noche sedosa de lujuria sin sombras de pudor torcidas; y acicalada, y vestida en traje azul, se lanza, Calzas Laxas Piernas Largas, al teatro melancólico de su vida.

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